Romanticismo musical II: Frédéric Chopin

El desesperado de Gustave Courbet (Fuente: Historia del arte)

Anteriormente, comentábamos las principales características de la música del Romanticismo y analizábamos a uno de sus precursores, Ludwig Van Beethoven. Durante esta entrada, vamos a estudiar a otro de los compositores más importantes de este movimiento: Frederic Chopin

Chopin nació en 1810 en una ciudad cercana a Varsovia, actual capital de Polonia. El compositor no era un hombre  interesado en componer música al estilo de su tiempo y entorno, por ello, en su producción, destacan las formas libres. Su catálogo musical es amplio y, en su mayoría, está dedicado a obras de piano. Su música de cámara y vocal es escasa, y la orquestal comprende unas cuantas obras concertantes, pero en ellas, siempre hay un piano implicado. Sus obras son pensadas para la mano de un pianista.

Tiene una sonada influencia de Mozart y Bach. Su frase musical, es sencilla: quería que su ornamentación pareciera improvisada y forma parte esencial de la línea melódica.

Frédéric Chopin (Fuente: Historia Universal)

Es muy difícil clasificar la obra de Chopin en orden cronológico, por lo que la estudiaremos por géneros.

Las polonesas: En su origen eran danzas procesionales con su característico ritmo de tres tiempos. Chopin escribió más de quince polonesas. Las primeras, obras de niño y adolescente.  

Las mazurcas: es una danza de tres tiempos cuyo principal acento recae sobre los tiempos débiles y más especialmente sobre el segundo. Dejó escritas más de sesenta, notables por su escritura pianística, su audaz armonía y la variedad de sus ritmos, están escritas muy a menudo en modo menor.

Las variaciones: Chopin escribió cuatro series de variaciones para piano sólo:
– Variaciones en mi mayor sobre una canción alemana, “Der Schweizerbub”.
– Variaciones en la mayor, llamadas también Recuerdo de Paganini
– Variaciones brillantes en si bemol mayor sobre el rondó favorito “vendo escapularios”
– Sobre el tema común de Marcha de los Puritanos de Bellini.

Los rondós: compuso cinco, todos ellos obras de su juventud, el rondó op. 73, para dos pianos y el rondó op. 14 para piano y orquesta.

Los nocturnos. Influenciado por el creador John Field, Chopin compuso 20 nocturnos, donde ampliará la escritura melódica y enriquecerá el contenido armónico.

Chopin Nocturne E Flat Major Op.9 No.2

Las sonatas: Chopin escribió tres sonatas para piano cuya composición se escalona a través de 16 años: 1828, 1834, 1844.
– La primera sonata Op. 4 es una obra de juventud.
– Las otras dos, Op. 35 y 58 son dos monumentos opuestos, una es un poema trágico y la otra presenta gran vitalidad.

Los estudios: Son 27, reunidos en dos cuadernos de 12 cada uno. Cada uno de estos estudios está escrito con una finalidad precisa y cada uno trata una o varias dificultades técnicas, pero todos son el pretexto para el despliegue de espléndidas sonoridades que hacen casi impropia su denominación de estudios. Su enseñanza estaba basada en el trabajo de la sensorialidad táctil y auditiva, la búsqueda de la flexibilidad de la muñeca, el arte de la digitación y del toque adaptados a la morfología de la mano y de ahí su predilección por las tonalidades cargadas de teclas negras que aseguran una mejor posición natural de la mano. Chopin sólo ponía sus Estudios en manos de sus alumnos más avanzados.

Los valses: son más poemas que piezas para danzar. Fueron compuestos en diferentes épocas de la vida de Chopin. Los más antiguos, de los últimos años de Varsovia, y los últimos, de los años que precedieron a su muerte. Son en total 19 valses, de los que 14 son universalmente conocidos y están inscritos prácticamente en el repertorio de todos los pianistas.

Las baladas: Chopin fue el primero que dio título de balada a una composición musical. Todas están construidas en un compás binario de subdivisión ternaria: 6/4 y 6/8.

Los impromptus: Son cuatro y el último es el que conocemos con el nombre de fantasía impromptu. El título impromptu sugiere un carácter de improvisación, y si bien es verdad que reina el espíritu improvisador en estas pequeñas piezas, cada una responde sin embargo a un plan regular tripartito: exposición de un primer tema que no sufre ningún desarrollo, un episodio central expresivo, y el retorno al sujeto inicial para concluir.

Los scherzos: no tienen nada que ver con los de la sonata clásica. Son piezas ampliamente desarrolladas que encuentran su unidad en un ritmo de 3/4. Estas cuatro piezas de una rica fantasía son apasionadas y a veces trágicas. El último Scherzo es más sobrio y melancólico que los anteriores.

Los preludios: los de Chopin son piezas independientes que no sirven de introducción a nada y cuya construcción no es fija. Chopin organizó sus 24 preludios según el orden normal de las 24 tonalidades de la escala.

También, debemos mencionar otras obras aisladas como Tres escocesas, Marcha fúnebre, Bolero en la menor, Tarantela en la bemol mayor, Fantasía en fa menor, Berceuse y Barcarola en fa sostenido mayor.

Frédéric Chopin – Marche Funèbre – Funeral March

Chopin es, indiscutiblemente, un romántico. Su aire de misterio, su exilio, su inspiración atormentada, su refinamiento y el hecho de que su sentimiento poético termine por quebrantar siempre la realidad patente; son características propias del Romanticismo musical.

Bibliografía:

MONZÓN GALLARDO, María Luisa. CHOPIN Y LISZT: PIANISTAS ROMÁNTICOS. ANÁLISIS TÉCNICO-INTERPRETATIVO COMPARADO DE UNA SELECCIÓN DE SUS OBRAS. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2006, 963 p. [16-06-2021]

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